Niños menores de 8 años consumiendo pornografía desde sus celulares

La pornografía es adictiva y peligrosa, y cada vez es más fácil de adquirir, muchos se la encuentran cuando aún creen en Santa Claus.

En la infancia se ha adelantado el consumo de pornografía a entre los 5 y 8 años, el 90% de los menores en este rango de edad y hasta los 16 años han visto una sitio web pornográfico, los más pequeños no precisamente porque lo busquen, sino porque la encuentran en una ventana emergente mientras hacen una tarea en la computadora o mientras descargan un juego en su tablet o teléfono móvil. Según un informe de Save the Children, siete de cada diez adolescentes consumen pornografía de manera habitual.

Si bien es cierto que la pornografía existe desde hace mucho tiempo, el internet a propiciado y facilitado en acceso a todos. En internet no hay regulación, todo el contenido está expuesto para todos, todo el tiempo. «La accesibilidad es lo que está llevando a la aceptabilidad». – María Ahlin, CEO de la organización que lucha contra el porno, Changing Attitides.

El consumo de pornografía afecta el cerebro, creando vías neuronales que se activan sin que seamos conscientes, en las que la visión de la sexualidad se rige por las normas y expectativas de la pornografía, generando así, una narrativa sexual de violencia y uso, y afectando las relaciones con los demás.

«Los consumidores de pornografía presentan más síntomas de depresión y ansiedad, una calidad de vida menor y salud mental más pobre».

Lo más adictivo que se encuentra en un dispositivo digital con acceso a internet es la pornografía, además, la hipersexualización de los ambientes digitales, crean una idea de sexo alejado de la comunicación, el amor y el respeto; dejándolo solo en dopamina, dopamina, es decir, placer, placer banal, que empieza a llevar a los adolescentes a una sexualidad prematura y vacía que más tarde afecta su mundo interior.

Para prevenir las conductas cero sanas que se derivan del consumo de pornografía, es necesario llegar primero que el porno. Los padres deben regular el uso de dispositivos digitales, de hecho, no deberían entregar teléfonos inteligentes con conexión a internet a los niños. En el caso de los adolescentes, sus dispositivos deben de contar con aplicaciones de mediación parental para protegerlos de ese contenido. Por otro lado, hay que hablar del tema, por supuesto, en el lenguaje adecuado según la edad del niño o adolescente, pero hay que hablar, con sinceridad y confianza.

Por último, a los menores hay que instruirles para que practiquen o tengan aficiones sanas como el deporte, el arte, la cultura; actividades fuera de la pantalla que además, fortalecen su desarrollo físico y mental.

Fuentes:

https://nuestrotiempo.unav.edu/es/campusuniversitario/dejar-el-porno-recablear-el-cerebro

https://www-abc-es.cdn.ampproject.org/c/s/www.abc.es/sociedad/consumo-porno-infancia-adelanta-anos-edad-20230311203902-nt_amp.html

https://www.savethechildren.es/sites/default/files/2020-11/Informe_Desinformacion_sexual-Pornografia_y_adolescencia.pdf

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Prevención e intervención temprana en salud mental
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